Entendiendo el Impacto Ambiental de Bitcoin: La Misconcepción
Bitcoin, la criptomoneda pionera, ha enfrentado un considerable escrutinio respecto a su huella ambiental. Esto ha surgido en gran parte de un comentario publicado en 2018 por Alex de Vries, fundador de Digiconomist, que ha sido descrito por el ambientalista de Bitcoin Daniel Batten como la fuente de un entendimiento erróneo generalizado sobre el consumo de energía de Bitcoin. Batten argumenta que este comentario particular ha generado lo que él denomina "ciencia basura" relacionada con el uso de energía de Bitcoin.
El Comentario de 2018 y Sus Implicaciones
Aunque Batten no resaltó el comentario específico, ha criticado previamente el informe de mayo de 2018 de de Vries titulado "El Creciente Problema Energético de Bitcoin." Este informe propuso implicaciones negativas sobre el creciente consumo energético de Bitcoin, dando lugar a varias concepciones erróneas que han penetrado tanto en los medios de comunicación convencionales como en la formulación de políticas.
Referencias de Datos y Gaslighting de Bitcoin
Según Batten, los datos de Litmaps revelan una tendencia alarmante: gran parte de la cobertura mediática y las discusiones académicas sobre el consumo de energía de Bitcoin hacen referencia en gran medida a las métricas de de Vries. Esto, afirma Batten, ha fomentado lo que él denomina "gaslighting de Bitcoin", donde la información fáctica sobre el uso de energía de Bitcoin se ve oscurecida por narrativas engañosas. Esta desinformación no solo ha influido en la opinión pública, sino que también ha tenido un profundo impacto en comités de inversión, reguladores y legisladores, muchos de los cuales siguen sin conocer estudios más recientes que muestran los potenciales beneficios ambientales de Bitcoin.
Desmitificando los Mitos: El Monitor de Residuos Electrónicos de Bitcoin
Digiconomist opera un "Monitor de Residuos Electrónicos de Bitcoin", que afirma que Bitcoin ha generado aproximadamente 40.97 kilotoneladas de residuos electrónicos en el último año, lo que se traduce en un promedio de 230.10 gramos por transacción. Sin embargo, Batten, quien opera en el sector de tecnología climática como capitalista de riesgo, impugna vehementemente la validez de utilizar una métrica de consumo de energía por transacción, calificándola de "fundamentalmente defectuosa." Según él, el consumo de energía de Bitcoin no debería ser visto de forma individual por transacción debido a la escalabilidad de los volúmenes de transacciones sin un correspondiente aumento en las emisiones.
Desmitificando la Metodología
Batten señala que la metodología de de Vries ha sido desafiada y refutada en varias revistas académicas, incluyendo ResearchGate, ScienceDirect y Nature. Él enfatiza que un significativo 96% de los medios de comunicación convencionales han cambiado sus narrativas, alejándose de las representaciones negativas previas de la huella ambiental de Bitcoin. Publicaciones como Reuters, Yahoo Finance, Forbes y el Financial Times han comenzado a reconocer que Bitcoin puede de hecho generar efectos ambientales positivos.
El Camino a Seguir: Educación y Adopción
A pesar de presenciar un cambio gradual en la perspectiva, Batten enfatiza la necesidad de una educación continua y la difusión de información precisa para allanar el camino hacia la aceptación general de la minería de Bitcoin como un aspecto significativo de la acción climática. La Predicción ESG de Bitcoin indica que un creciente 54.5% de las operaciones de minería de Bitcoin ahora están alimentadas por recursos energéticos sostenibles.
El Debate en Curso: Una Necesidad de Comunicación Más Clara
Desde el inicio de los informes de Digiconomist sobre los problemas de consumo energético de Bitcoin en 2018, las críticas han aumentado. Publicaciones como el Washington Post incluso han calificado a Bitcoin de "glotón energético." En un informe de octubre de 2018, el medio advirtió sobre el potencial de la criptomoneda para agravar el cambio climático si su crecimiento continúa sin control. A medida que el diálogo en torno a Bitcoin sigue evolucionando, se vuelve imperativo asegurarse de que la información que se difunde sea precisa y refleje la investigación actual.
Conclusión: Defendiendo una Nueva Narrativa
El discurso en torno a Bitcoin y su impacto ambiental está cambiando rápidamente. Avanzando, es crucial desafiar narrativas desactualizadas y apoyar la continuidad de la investigación que demuestre la viabilidad de Bitcoin como una tecnología verde. La información precisa y la educación no solo informarán a los organismos reguladores y a los inversores, sino que también fomentarán una ejecución más responsable y sostenible de la minería de criptomonedas.
En última instancia, al abordar estas concepciones erróneas de manera directa, la comunidad puede ayudar a formar un futuro donde Bitcoin sea reconocido no solo como un instrumento financiero, sino como un socio en la consecución de la sostenibilidad climática.
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